miércoles, 3 de diciembre de 2014

El selfie, protagonista de 2014

Adiós, espejo. Hola, selfie

El selfie ha entrado en nuestras vidas para quedarse. Hace un año casi nadie conocía esa palabra. Ahora está llamando a las puertas de la RAE. No hay viaje, concierto, cena o encuentro casual que no acabe en un autorretrato, a ser posible colectivo, que ya sabemos que la vanidad es contagiosa. El móvil es el nuevo espejito mágico. Y Twitter, Facebook y WhatsApp son el caleidoscopio. Porque una imagen vale más que mil palabras. Más, incluso, que 140 caracteres.

Este 2014 que termina pasará a la historia como el de la universalización del  selfie. El pecado original hay que atribuírselo, claro está, a los  Estados Unidos. Primero la liaron Obama, Cameron y la primera ministra danesa en el "funeral" de Mandela en diciembre pasado. Luego llegó el selfie de los Óscar, en febrero.  Hasta el tristemente famoso "fappening" -el robo de imágenes íntimas de cantantes y actrices norteamericanas- consumó el selfie como práctica sexual de riesgo.

¿Selfie o autorretrato?

Esa es la cuestión. Todavía no he oído a nadie "¿nos hacemos un autorretrato?". Menos aún "¡venga, una autofoto!". Los abuelos dicen selfie, los bebés lo pronuncian antes que "papá" o "mamá" y las embarazadas se hacen selfiegrafías. La única enemiga conocida de los selfies es Michelle Obama. Si se preguntan por qué, regresemos a la idea inicial de que una imagen vale más que mil palabras...   

En el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) no figura aún selfie. Los académicos recomiendan "autofoto" con la misma confianza con la que tu médico te insta a beber con moderación. La Fundéu propone como último remedio, si no cuajan la autofoto ni el autorretrato, que digamos selfi. Y selfis, en plural. El problema es que si yo quiero que este blog se lea en todo el mundo y siga siendo referencia en Palo Alto, los motores de búsqueda premiarán mis selfies y castigarán a los selfis por raros y por margis. El SEO (Search Engine Optimization) manda más que el CEO en la sociedad digital.

El selfie que cambió el iPhone

Los gigantes tecnológicos han reaccionado con rapidez a la cultura del selfie. Hay apps para aburrir que mejoran los autorretratos. Y los nuevos iPad 2 y iPhone 6 trajeron este año una novedad que no ha sido suficientemente valorada: su cámara frontal, la de los selfies, captura un 81 por ciento más de luz que la que montaban el iPhone 5 y el iPad Air, mejorando además la detección facial. Según la presentación que hace Apple en su web, el nuevo modo ráfaga para los selfies permite disparar 10 veces por segundo. Si John Wayne levantara la cabeza...

martes, 23 de septiembre de 2014

Sacarse un MOOC

Soy experto en "Derecho y Redes Sociales". Me matriculé, seguí las clases, pasé los exámenes y ya tengo el título en casa. Un diploma avalado por la Universidad Europea de Madrid y con un profesor de excepción, Alejandro Touriño, del prestigioso bufete Écija Abogados y autor de un excelente libro sobre la materia,  "El derecho al olvido y a la intimidad en internet".  Nunca abrí la boca. Nadie me vio. Esta es mi experiencia sobre los MOOC. La educación "low cost"

Ficha del curso

La plataforma: Miríada X 
El coste: 0 euros
La duración del curso: 6 semanas
La dedicación estimada: 30 horas
Mi dedicación real: 6 horas
Titulación requerida: ninguna
Organizador: Universidad Europea
Compañeros de clase: 6.591
Profesor: Alejandro Touriño
Dinamizador: Enrique Sánchez Acosta

¿Qué son los MOOC?

Los Massive Online Open Courses (MOOC) son cursos impartidos por las universidades de forma gratuita y universal. No hay requisitos previos, sólo te inscribes y te conectas desde cualquier lugar del mundo el día que empieza el curso. Acercan el conocimiento a cualquier internauta. Es decir, a una audiencia potencial de 3.000 millones de alumnos. La mayor parte se ofrecen en inglés y a través de plataformas tan potentes como Coursera
  
En español tenemos Miriada X. La que yo elegí para probar. En su web dice que ya somos casi un millón de alumnos.

¿En qué consiste el curso?

El curso "Derecho y redes sociales" está dividido en una presentación y seis módulos. Cada módulo consiste en cuatro o cinco vídeos con explicaciones del profesor mirando a cámara. En algunos casos, en lugar de hablar el profesor, lo hace un experto. Al término de cada módulo hay un examen tipo test con preguntas sencillas relacionadas con las clases. Los vídeos no duran más de 2 o 3 minutos. No hay bibliografía ni documentos adjuntos. Sólo los vídeos.
 
A lo largo del curso puedes participar en los foros con el resto de alumnos. No hay moderación, cada alumno escribe lo que quiere y abre las discusiones que le parezcan oportunas. La participación en los foros te va dando puntos para tu cualificación como alumno de Miríada X. Según mi perfil oficial en la plataforma, los 1.237 puntos acumulados me otorgan la categoría de "sabio".
 
Los seis módulos fueron introduciéndose a lo largo de seis semanas. El dinamizador te va enviando recordatorios al correo electrónico para que no se te olvide la clase. Tienes varios días para entrar en cada módulo, ver el vídeo cuantas veces quieras y pasar el test en el momento que tú elijas. La participación en los foros es voluntaria.
 
Superé los cinco primeros módulos sin problemas, los contenidos eran sencillos y los tests no guardaban sorpresas. Por cuestiones de trabajo no pude completar el sexto examen. Aún así, me dieron el título.     
 
Lo bueno del MOOC
 
- Lo adaptas a tus costumbres y horarios
- Excelente el diseño y la usabilidad
- Tomas apuntes como en una clase presencial
- Amplías tu radio de interés intelectual  
- Construyes tu propia formación
- Los foros son una oportunidad para incrementar tu reputación digital
- Tú decides tu grado de implicación
- Si no te gusta, lo dejas sin ningún tipo de consecuencias  
 
Lo mejorable
 
- Los vídeos del profesor son pobres: busto parlante
- Los foros son caóticos, no hay moderación
- No hay posibilidad de interacción con el profesor 
- Hay alumnos que utilizan el foro como tablón de anuncios
- Faltan recursos didácticos como infografías, mapas o gráficos estadísticos   
- No incluye bibliografía ni webgrafía
- No se promueve el networking ni se organizan quedadas como en otro tipo de cursos online  
 
¿Valió la pena?
 
Nadie me engañó ni me vendió lo que no era. Mi experiencia fue positiva, con todas sus limitaciones académicas. Soy más partidario de los cursos "blended" en los que  al menos disfrutas de unas horas de contacto con profesores y alumnos. Pero me salió gratis, me enteré de conceptos que desconocía, no me aburrí y pude escribir este post. Así que muy bien por Miríada X y su esfuerzo por acercar la universidad a la gente.

martes, 27 de mayo de 2014

¿Estudias o chateas? Cómo ligamos por internet

Cada vez hay más personas solteras en el mundo. "Sólo" el 51 por ciento de los estadounidenses está casado. Es la cifra más baja de la historia. De cómo flirtean los casados nos ocuparemos otro día. Hoy vamos a descubrir cómo liga por internet la mitad de la población mundial sin ataduras sentimentales. Hemos encontrado la respuesta en una investigación dirigida por la profesora Amanda Lenhart, científica del Pew Research Center, ese instituto que nos mira con lupa -a los internautas- y publica regularmente interesantísimos estudios sobre la sociedad digital.
No es una moda de adolescentes
No todas las personas que están solteras buscan una relación. Pero entre las que sí tienen las antenas puestas, un 38% reconoce que ha acudido a la red para encontrar pareja. La mayor parte de los usuarios de los portales, chats y aplicaciones para ligar fluctúan entre los 25 y los 45 años. Tienen  formación universitaria y viven en zonas urbanas. Al contrario de lo que solemos pensar, no son los adolescentes los que más ligan online. De hecho, la media de edad de los que usan portales como Meetic o Match es de 38 años. Y la media de los que usan aplicaciones (para móvil o tableta) especializadas en ligoteo es de 29 años.
¿Y cómo os conocisteis?
Casi la mitad de los estadounidenses confiesa que conoce a alguien de su entorno que ha tenido una relación de origen virtual. No es algo que ya nos sorprenda ni que censuremos. Lo vemos en el trabajo, en nuestra familia, entre nuestras amistades: la gente reconoce abiertamente que todo empezó con un "clic". Ligar pertrechado tras un ordenador o un móvil, en lugar de una copa o una sonrisa encantadora, es visto como algo natural y hasta aconsejable por el 59% de los estadounidenses. Sólo un 21% piensa que es un recurso para "personas desesperadas". En 2005 ese prejuicio lo tenía un 29% de los encuestados.
Con supervisión divina
En EEUU, los portales más socorridos para buscar pareja son Match.com, utilizado por un 45% de los internautas, seguido de eHarmony, con un 23% y Plenty of Fish, con un 17%. Un 2% de los contactos online se han producido en un portal cristiano, Christian Mingle, que garantiza relaciones supervisadas desde lo más alto.   
El éxito no está asegurado
¿Con tanta oferta es fácil encontrar pareja? No siempre. Las bases de datos que manejan los portales especializados son ingentes, y los algoritmos lanzan sus flechas con bastante puntería, pero no siempre dan en el blanco. Por eso un 40% de los usuarios opta directamente por portales específicos que les conectan con personas de su mismo perfil (estudios, aficiones, etc.).
Según el informe, el 66% por ciento de los usuarios de webs y aplicaciones ha conseguido ligar al menos en una ocasión, e incluso un 23% ha consolidado esa relación a largo plazo. Es decir, uno de cada cuatro consigue pareja estable. Porque no lo olvidemos: el objetivo del 46% de los usuarios es encontrar a su media naranja. Sólo un 25% busca pasárselo bien con una relación esporádica.
¿Se liga en Twitter?
No disponemos de datos precisos sobre Twitter o Facebook. Pero sí sabemos que recurrimos a las redes sociales, en general, para investigar a antiguas parejas. Uno de cada tres usuarios reconoce que ha estado espiando alguna vez en Twitter, Facebook, Tuenti, etc. a ese exnovio o exnovia a quien aparentemente quisimos borrar de nuestras cabezas.
Pero no sólo echamos la vista atrás. También usamos las redes sociales para saber algo más sobre la persona que nos está empezando a gustar. Un 30% de los usuarios reconoce que ha buscado información sobre la persona con las que le gustaría ligar, y un 15% ha utilizado directamente la red social para echarle los tejos a alguien.
Así que cuidado con los followers, que a veces tiran flechas.

miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Qué hacías tú el día que inventaron internet?

"Lo primero que tienes que hacer al llegar a la redacción es leerte los periódicos del día", me dijo el redactor jefe. Acababa de entrar en el turno de noche. Eran las 22:00 del 12 de marzo de 1989 en la sede de la Agencia EFE en Madrid. Había que estar informado. Pero a esa hora no sabíamos que se estaba inventando internet.


¿Qué nos ha cambiado la world wide web? Todo.
 
El día había sido especialmente complicado. Había perdido toda la mañana en la agencia de viajes intentando reservar las vacaciones para Semana Santa. La empleada, después de muchas llamadas, había conseguido prerreservar dos plazas de tren a Lisboa. Me prometió que los billetes estarían al día siguiente. En el folleto de Renfe ponían los horarios, pero nadie garantizaba que no hubieran cambiado desde el año anterior. Iban a ser mis primeras vacaciones laborales. Las académicas habían durado cinco años en la Facultad de Ciencias de la Información.
 
De vuelta a casa, tras perder una mañana en Travel Express, llamé a mi amigo Antonio porque era su cumpleaños. Llevaba semanas sin saber de él, pero esta vez tampoco conseguí localizarle. Su madre me comentó que volvería de noche desde Burgos, aunque no sabía la hora exacta porque no había dejado ninguna nota. A ver si me daba tiempo a felicitarle, aunque fuera ya desde EFE, pero no quería ser pesado con tanta llamada a su casa. La próxima vez, pensé, le mando una carta y ya está. Me hacía especial ilusión porque le había comprado una casete de los Beatles en Londres, a través de un compañero. La casete no se había editado en España y era imposible encontrarla.
 
A las tres de la tarde, con tanto ajetreo, me perdí el telediario, así que puse la radio a las cuatro para enterarme de lo que pasaba en el mundo. Aunque al llegar a EFE todas las noches me leía el periódico del día (anterior), me gustaba estar "a la última" y saber por la radio y la televisión si había habido nuevas noticias. Al fin y al cabo, trabajaba en el departamento de Internacional y dábamos la última hora desde cualquier lugar del planeta. En la radio dijeron que había habido una fuerte explosión en Moscú, pero apenas se conocían más datos y no se sabría nada hasta el boletín de las cinco.
 
La tarde se torció también un poco. Mi padre había vuelto del hospital con la abuela. Las pruebas  confirmaban cardiopatía isquémica y otras palabras extrañas. Recuerdo que una era "angor". No sabíamos muy bien qué era eso y en casa estábamos bastante preocupados. Les dije a mis padres que en EFE había una biblioteca y que trataría de buscar algo de información sobre esa enfermedad. Si no, habría que esperar a la consulta del mes de abril.
 
Cuando llegué a EFE, me contaron que el balance de la explosión era ya de diez muertos. Reinaba la confusión en la oficina, porque la bobina de la agencia TASS había decidido dejar de escupir teletipos y al técnico de guardia no se le localizaba. Andaba arreglando la antena de un periódico abonado que estaba furioso porque se había quedado sin los resultados del fútbol antes del cierre. Sin noticias de TASS, el corresponsal en la URSS estaba en el lugar del atentado pero al parecer no encontraba una cabina de teléfonos en la madrugada moscovita. Durante seis horas no supimos nada de él. Finalmente, cuando llamó, nos dictó una crónica que salió hecha un churro. Estaba salpicada de lugares y nombres en ruso que no conocíamos, y la noticia la enviamos llena de erratas. Entre los muertos había un oligarca. El redactor jefe me pidió que escribiera una breve biografía. Bajé al servicio de documentación y encontré una carpeta amarilla sobre la dirigencia soviética. Pero del tal Boris no había prácticamente nada. Así que habría que esperar al día siguiente, a ver si el Pravda traía una reseña biográfica. Le enviamos un fax al corresponsal con los pocos datos recopilados.
 
La noche analógica daba sus últimos estertores. Mientras volvía a casa en el búho, para culminar ese día histórico, me topé con un terrible incendio en la Castellana. Bajé corriendo del autobús. Qué pena de cámara de fotos. Busqué una cabina pero, maldita sea, no llevaba monedas encima.
 
 
 

miércoles, 29 de enero de 2014

Los 42.162 trabajadores más felices del mundo

¿Existe el paraíso laboral? La revista Fortune piensa que sí, y por eso cada año se empeña en buscar las 100 mejores empresas para trabajar en Estados Unidos. Las que más miman a sus empleados y donde el ambiente laboral favorece la creatividad y la felicidad del trabajador. Google, por quinta vez desde que se elabora esta lista, es la número 1.




Los 42.162 empleados de Google son los más afortunados del mundo, según Fortune. La impronta de la escuela de Montessori, como ya adelantamos en un artículo anterior, está dando sus frutos. Todos los empleados del buscador son accionistas de la empresa, y hay que recordar que cada acción de Google ronda los 1.000 dólares. Pero, según la revista, lo más destacado de la firma de Mountain View es la promoción de la filantropía entre los propios empleados. Google dona 50 dólares por cada cinco horas que uno de sus trabajadores dedica a tareas de voluntariado. Un programa social del buscador envió el año pasado a sus empleados a Ghana y La India a colaborar en proyectos sociales.
 
En segundo lugar del ranking aparece SAS, una empresa de informática de Carolina del Norte cuyos empleados disponen en la oficina de médicos, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas y hasta nutricionistas para ellos y sus familias. Como la también informática Intuit, en octavo lugar, que regala a sus siete mil empleados de Mountain View (vecinos de Google) bonos de gimnasio, entradas a partidos de baloncesto y clases de Pilates. De hecho, 76 de las 100 compañías cuentan con gimnasios en sus oficinas, y 57 de ellas abonan parcial o totalmente las cuotas de sus empleados en centros deportivos.  
 
Entre las 100 mejores empresas hay muchas del sector sanitario e informático. Curiosamente, no está Apple. También hay consultoras como Deloitte, KPMG y Price Waterhouse, hoteleras como Hyatt y Marriott y hasta compañías energéticas y de seguros, pero llama la atención que en el puesto 45 de la lista figure Goldman Sachs, la controvertida firma financiera neoyorquina. Fortune lleva este hecho a su portada. En el puesto 83 está Adobe, que ofrece períodos sabáticos a sus 6.802 empleados, y en el 86 Microsoft, que cubre totalmente los seguros de salud de sus 57.642 empleados y de sus familiares dependientes.
 
Pero lo más importante: las 100 compañías de la lista están buscando trabajadores. Hay 114.113 vacantes, según Fortune. 

domingo, 12 de enero de 2014

Dr. Google: El médico en casa

¿Quién no ha tratado de resolver una duda médica buceando en Google antes o después de acudir al doctor? Hacerlo antes no entusiasma precisamente a lo médicos, que refunfuñan si intuyen que vamos con la lección aprendida. Por otro lado, acudir a los buscadores nada más salir de la consulta es una reacción natural y, probablemente, el síntoma de que la información que nos proporcionan los profesionales no es siempre la adecuada. Se trata de un remedio casero ante la falta de claridad del médico pero, como  veremos en esta nota,  también puede ser un quebradero de cabeza para el paciente. ¿Es usted fiable, doctor Google?
 
En internet hay información que puede salvar vidas. El problema es encontrarla, como es habitual en la sociedad de la sobreinformación, y filtrarla adecuadamente para no caer en las redes de charlatanes de apariencia pseudocientífica.

El 45% de las webs no son de fiar

Según un estudio realizado por los pediatras del hospital universitario de Santiago de Compostela (España), con la investigadora Leticia Pías-Peleteiro a la cabeza, el 45% de las páginas a las que nos dirige Google no son fiables. Además, el 35% de las páginas analizadas en este informe -relacionadas específicamente con la idoneidad o no de la vacunación temprana contra el virus del papiloma- no  citan las fuentes de sus consejos o informaciones. Los buscadores, según este informe compostelano, ofrecen al internauta un abanico de respuestas contradictorias: un 72,2 por ciento de las webs recomiendan la vacuna contra el papiloma o no se pronuncian en contra, frente a un 27,8% que son claramente disuasorias.

¿Qué hace el usuario? ¿Moneda al aire o encomendarse a la dictadura del porcentaje? Lo mejor, según estos investigadores, es acudir a páginas reconocibles: y la forma de reconocerlas es comprobar que basan la información en fuentes. Las benditas fuentes de las que bebe el buen periodismo. 
 
Otro informe publicado en 2012 por el ONTSI (Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones) en España arrojó resultados reveladores tras encuestar a 5.500 ciudadanos: el 48,3 por ciento de los internautas utiliza la red como fuente de información sobre la salud. Y un 29,8% reconoce que consultó al menos una página médica en la última semana.

Las mujeres consultan en internet más que los hombres, en esta materia, y los jóvenes más que los mayores. Pero lo que sorprende es la falta de fiabilidad que otorgamos a la información en la red. Los médicos son valorados con una nota de 8,42 sobre 10 como fuente creíble en materia de salud. Los farmacéuticos les siguen con un 7,44. Con notas en rojo aparecen los medios de comunicación tradicionales, con un 4,96... y finalmente internet con un 3,85. Es decir, donde esté un médico que se quite lo demás.

¿Para qué recurrimos al  Dr. Google? Según la encuesta, para encontrar información sobre enfermedades (40% de las búsquedas), nutrición, alimentación y estilos de vida saludables (16,8%) y medicamentos (16,0%).

Siete de cada diez internautas busca información sobre salud

El reciente estudio del Instituto Pew titulado "The Diagnosis Difference", va más allá y refleja cómo los pacientes contrastan lo que encuentran en internet con sus propios médicos y cómo buscan no sólo información sobre sus enfermedades y las medicinas que las curan sino sobre las experiencias personales de otros enfermos. Según la encuesta de esta prestigiosa entidad académica, el 70% de los internautas estadounidenses han buscado información sobre salud en el último año.

¿Qué es lo que más buscan? Este es el ranking de búsquedas sobre salud en Estados Unidos:

- 1º Enfermedades
- 2º Tratamientos
- 3º Formas de perder peso
- 4º Seguros médicos
- 5º Seguridad alimentaria

La búsqueda, en 8 de cada 10 casos, la inician en Google, Bing o Yahoo. Dejamos nuestra salud virtual en manos de los buscadores. Nadie con criterio nos orienta.

El 45% de la población de EEUU padece alguna enfermedad crónica. De ellos, un 53% reconoció en la encuesta que la información que encontró en internet fue lo que le hizo pensar que debía ir al médico. Internet, como decíamos antes, puede salvar vidas y ayudarnos a mejorar nuestros hábitos para hacerlos más saludables.

El 60% de los enfermos encuestados había contrastado la información que encontraron online con sus médicos. Es decir, los médicos norteamericanos están acostumbrados a hablar con sus pacientes sobre webs de salud. Casi uno de cada tres enfermos crónicos consulta webs donde otros pacientes cuentan sus experiencias. Miran pero apenas aportan: un 12% pregunta alguna vez en internet por sus padecimientos y sólo un 9% reconoce que cuenta en la red sus problemas personales de salud.

Todo gratis: no pago ni por la salud

¿Estamos dispuestos a pagar por información de calidad sobre la salud? Parece que no. En la encuesta del Pew Institute se preguntó sobre este interesante tema tanto a internautas sanos como a enfermos crónicos.

Entre los crónicos, un 30% reconoció que en algún momento se encontró con una web que les pedía un pago por seguir navegando. Su reacción fue, en un 97% de los casos, marcharse a otra página o dejar de buscar. Sólo un 2% decidió pagar.

En el caso de las personas sin enfermedades declaradas, el 23% se ha topado alguna vez con una web de pago. El 96% decidió largarse de allí inmediatamente. Un 3%, en cambio, optó por pagar por esa valiosa información de salud. 
 
¿A dónde acudo entonces?
 
Las webs de sociedades médicas (Cardiología, Medicina de Familia, Ginecología, Diabetes, Oncología, Hipertensión, etc.) y de asociaciones de enfermos se nos presentan hoy en día como las mejores referencias, así como los portales de los servicios de salud de las comunidades autónomas españolas, de la Agencia Española de Medicamentos (www.aemsp.gob/es) y del servicio de salud de EEUU www.cdc.gov/spanish 
 
A mí me gusta especialmente el estilo de páginas como www.efesalud.com (portal de salud de la Agencia EFE) y los cuidados suplementos online de periódicos como www.abc.es/salud, www.lavanguardia.com/vida/salud y www.elmundo.es/salud

La próxima vez que vaya al médico, no le pida que le explique todo, hasta el más mínimo detalle, sobre su dolencia porque lamentablemente habrá muchos pacientes en la sala de espera. Pero, ¿por qué no solicitarle al doctor un link donde ampliar mi información? Hasta ahora, en las consultas sólo nos daban fotocopias.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La intimidad ha muerto ¡Vivan las Google Glass!


Año 2014 d.C. La intimidad ha muerto. No nos hagamos los sorprendidos, porque ya estábamos avisados. Hemos arrojado a la hoguera de las redes sociales el pudor y los secretos de familia. Tolstoi, Jane Austen y Conan Doyle se morirían hoy de hambre. Facebook acabó con el diario adolescente, y las Google Glass con el monóculo, la lupa y el ojo de la cerradura. 

Con la universalización de las Google Glass la mirada humana, entendida como el punto de vista irrepetible de cada uno de los individuos de una especie inteligente, puede estar entonando su final. Mirar con otros ojos, mirar con perspectiva, mirar de reojo, mirar de soslayo, entornar los ojos, guiñar un ojo, echar un vistazo... Arcaísmos analógicos que la nueva lente no procesará. A golpe de clic grabaremos sin discriminar lo interesante de lo importante, lo privado de lo público. Son gafas que ni miran ni ven: registran. 

De momento unas 10.000 personas han probado ya las GG. Al margen de su éxito comercial, la tecnología llamada "wearable" ha llegado para quedarse. Tecnología de camuflaje, instalada en la ropa o directamente en la epidermis.

En "The Entire History of You", tercer episodio de la inquietante serie británica Black Mirror, los seres humanos llevan un chip incorporado detrás de la oreja donde almacenan todo lo que ven. Si quieren recuperar una imagen del pasado, sólo tienen que rebobinar. La ciencia ficción, como siempre, anticipando el futuro

Los humanos, frente a otras especies, vemos en color, pero además miramos y nos escondemos de la mirada del otro. Empieza a ser imposible debido a la proliferación de cámaras de vigilancia, de los teléfonos de última generación y, desde ahora, de las invasivas gafas. "Veremos muy pronto un mundo en el que tus movimientos sean seguidos en todo momento, en que un extraño que se cruce contigo en la calle te podrá identificar inmediatamente", advierte The Economist en un reciente informe.

Parece que Google ha decidido que las Glass sólo graben breves intervalos y ha excluido de momento las aplicaciones de reconocimiento facial. Pero vendrán otras lentes que funcionen  ininterrumpidamente y lo suban todo a la nube. Los drones y las gafas han llegado también para quedarse. 

La alarma es general. Según The Economist, es urgente regular el uso de estos instrumentos porque ya están aquí y, además, cada vez serán más sofisticados y diminutos. La sociedad debe poder decidir qué se puede grabar y con qué fines

Mi impresión es que las Google Glass van a terminar de dinamitar dos conceptos ya muy endebles: la propiedad intelectual y la intimidad. No son tan antiguos como el hombre de Atapuerca, porque ambos derechos nacieron, o al menos se consolidaron jurídicamente, en el siglo XVIII. Son convenciones que habrá que sustituir por otras.

Decía Umberto Eco en el año 2000, en los albores de la era digital, que la defensa de la privacidad no sólo es un problema jurídico, sino moral y antropológico cultural. "Creo que una de las grandes tragedias de la sociedad de masas, de la sociedad de la prensa, la televisión e internet, es la renuncia voluntaria a la privacidad. La máxima renuncia a la privacidad (y, por tanto, a la discreción, incluso al pudor) es -en el límite de los patológico- el exhibicionismo", se lamentaba Eco.

Para el semiólogo piamontés, tendremos que aprender a elaborar, difundir y premiar una nueva educación de la intimidad, educar en el respeto a nuestra propia privacidad y a la de los demás. Es la ética de la intimidad (lo que yo hago con la información que los demás comparten conmigo) y la ética de la publificación (lo que yo decido difundir de mí mismo) de las que habla Jeff Jarvis. Según The Economist, la ideología liberal ha descuidado paradójicamente el derecho del ciudadano a mantener un "espacio personal online". Es hora de ponerse a trabajar. No podemos cerrar los ojos.